miércoles, 20 de julio de 2016

¿ TE JUGARÍAS TU DESCANSO ?


Al  albor de la crisis, y como consecuencia del cierre de numerosas fábricas, han proliferado en los últimos tiempos tiendas de fin de semana especializadas en liquidación de productos de descanso, tales como colchones, canapés, somieres y almohadas.

Con unas agresivas y machaconas campañas publicitarias nos prometen precios imbatibles en productos de primeras marcas –aunque nunca nos especifican cuáles son dichas marcas-, productos que únicamente podremos adquirir un fin de semana.

Llamados por los atractivos precios y con el afán de cuidar nuestros maltrechos bolsillos acudimos en busca del “chollo” prometido sin pararnos a pensar que son más los perjuicios que los beneficios.

Resultado de imagen de ATENCION AL CLIENTE DIBUJOEn primer lugar, asumimos un riesgo innecesario, puesto que si solo es una tienda que va a estar abierta un fin de semana si el artículo adquirido nos da algún problema difícilmente, por no decir imposible, vamos a poder hacer valer la obligada garantía que ha de acompañar al producto. ¿A dónde nos dirigimos para reclamar? ¿Quién va a atender nuestra reclamación? La respuesta es obvia: tienda cerrada, reclamación inviable.

En segundo lugar deberíamos pensar que si el producto que vamos a adquirir procede de los stocks de una fábrica que ha cerrado es prácticamente seguro que vamos a adquirir un artículo fabricado hace mucho tiempo. De no ser así, significaría que la fábrica vendía bien sus productos y por tanto no tendría necesidad de cerrar. Quiere ello decir, por ejemplo, que si la vida media de un colchón es de 10 años el que nosotros estamos adquiriendo no cumplirá tal condición pues llevará varios años “muerto de risa” en el almacén. Una fábrica, es evidente, no cierra en cuestión de meses, sino tras años de penurias.

Y, por último, no hay que olvidar que la “lógica empresarial” tiene en el beneficio su razón de ser. Por tanto, el “plan” es ofrecer algunos productos con descuentos realmente interesantes, pero no así la mayoría, que tendrán mínimas rebajas.

Por tanto, parece evidente que acudir a estas liquidaciones ofrece más inconvenientes que ventajas, excepto para algunos pocos afortunados que dan con los escasos artículos de calidad, de igual manera que son también muy pocos los que resultan agraciados con la lotería. La gran mayoría compra un décimo para acabar perdiendo. Y nuestro descanso no debería ser una lotería.
 

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